Hay diversos agentes clave en la transformación ecológica que pone freno al cambio climático y las empresas son uno de los más importantes. Muchas de ellas ya están desarrollando nuevas estrategias en línea con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU, lo que también se denomina Agenda 2030. Son 17 objetivos que abarcan todas las esferas de la sostenibilidad: económica, social y ambiental. Desde la reducción de la pobreza y el hambre, la igualdad de género, la energía no contaminante, la producción y el consumo responsables o el saneamiento del agua.
Los directivos de las empresas, de cualquier tamaño y sector, deben implicarse en este cambio: desde grandes retos hasta acciones cotidianas que vayan impulsando una nueva cultura en la que la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa tengan un peso cada vez mayor.
¿Cuáles son algunas actuaciones eco-friendly que pueden implantar las empresas para mejorar la sostenibilidad?
1. Reducir, reutilizar, reciclar
¡Este es el ABC de todo enfoque sostenible, las 3R de la ecología! Y es el mejor punto de partida para las empresas que deseen impulsar nuevas políticas en este sentido. Una buena propuesta es realizar dinámicas de grupo colaborativas con los equipos internos. Por un lado refuerzan su compromiso y por otro, aportan ideas sostenibles en toda la cadena de valor. Por ejemplo:
Reducir los productos de plástico de usar y tirar, sustituyéndolos por materiales reciclables o duraderos. Pueden ser pequeñas acciones, como eliminar los vasos o tazas de un solo uso y potenciar los de cristal o cerámica con el nombre personalizado.
Facilitar el reciclaje de todo tipo de materiales (papel, plástico, baterías,…) con contenedores adecuados y procesos adaptados a la actividad y funcionamiento de cada centro de trabajo.
Crece la demanda de productos elaborados a partir de residuos : bolsos producidos con restos de neumáticos, muebles realizados con palets o maderas desechadas, ropa ecológica a partir de residuos téxtiles, felpudos hechos con moquetas recicladas, chanclas de pelotas de tenis, tapones convertidos en objetos decorativos…¿Qué residuos o excedentes generamos como empresa y qué segundo uso podrían tener? Dando incluso un paso más ¿por qué no buscar empresas de economía social que puedan reutilizar estos recursos para crear sus productos?
2. La transformación digital como palanca para mejorar la sostenibilidad
La digitalización se ha acelerado con la pandemia, mejorando la eficiencia de muchos procesos empresariales.
Una de las ventajas medioambientales más evidentes es la posibilidad de sustituir materiales impresos por soportes digitales: circulares, presentaciones, ofertas comerciales, informes y muchos otros documentos que tradicionalmente se han impreso y que pueden ser transformados en elementos digitales, fomentando una oficina sin papel.
El Print Management es otro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías ayudan a reducir la huella ecológica: a partir de una plataforma digital se gestionan todos los elementos impresos de la empresa. Dos de los eco-beneficios más evidentes es que se ajustan las cantidades a lo estrictamente necesario y que desaparecen los stocks de materiales impresos.
3. Reenfocar el transporte y la logística
Esta es una de las áreas con mayor impacto en el medio ambiente, sobre todo por la contaminación, el consumo energético y la huella de monóxido de carbono.
Una primera actuación es analizar a fondo alternativas más eco-friendly, aunque ello suponga revisar también protocolos, plazos de entrega o políticas de suministro. Por ejemplo, usar trenes en lugar de aviones o potenciar los camiones con carga completa.
Otra medida ideal es la de ir renovando la flota de automóviles con vehículos eléctricos.
Algunas empresas fomentan el uso del transporte público entre los trabajadores mediante su subvención total o parcial. Otras facilitan la coordinación entre empleados que vivan en zonas cercanas para compartir el coche. No hay que olvidar también que el teletrabajo se está consolidando y, con él, una reducción importante de la movilidad laboral y su consecuente impacto ecológico.
Finalmente, la producción y consumo de proximidad o KM-0 permiten ahorros muy importantes en costes medioambientales. Por ejemplo, gracias a la digitalización ya es posible la impresión en destino de los elementos de comunicación y PLV (local printing). Con todas las garantías de calidad y servicio, y gestionado por marketing de manera centralizada.
4. Afianzar una política de proveedores socialmente responsables
Según la Red Española del Pacto Mundial, el Consejo General de Economistas y Cepyme, un 66% de las empresas del IBEX 35 ya evalúan sus proveedores bajo criterios sociales. Asimismo, un 71% lo hace en base a criterios ambientales.
Trabajar con proveedores que compartan los criterios de RSC de la empresa, es un factor determinante para que toda la cadena de valor tenga este enfoque transversal.
5. Acciones de impacto positivo en el entorno
Las empresas pueden impactar positivamente en su entorno social. Existen innumerables posibilidades: la recogida de material informático para donarlo a ONGs, acuerdos con asociaciones que recogen residuos para su reaprovechamiento o la implicación en proyectos eco-ambientales de la comunidad.
En CeGe apoyamos la iniciativa social Terrats Verds, que apuesta por convertir azoteas urbanas en zonas verdes. Es un proyecto social que además supone la inclusión laboral de jardineros con discapacidad intelectual.
Adicionalmente, en cada sector las empresas deben realizar acciones específicas que compensen o eliminen su pisada ecológica. Para las empresas de nuestro sector, es esencial utilizar papeles con certificación homologada que garanticen la replantación forestal y una procedencia responsable con el medio ambiente.
Finalmente, es importante que toda la empresa -desde su CEO hasta el último colaborador- esté concienciada con la sostenibilidad y la posibilidad de contribuir a ella de forma individual. El desarrollo sostenible debe formar parte de la estrategia y la cultura de la empresa.
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